La vida de las guitarras

Por Miguel Angel Luthier

Vivimos tiempos difíciles y cambiantes. Llevamos 51 días con todas las actividades comerciales suspendidas o funcionando bajo mínimos. Ya sé que muchos colectivos están muy afectados y que son tiempos duros para todos, pero también he de decir, que para unos más que para otros. Veo en las redes cómo se solicita apoyo para los bares, tiendas de barrio, carteros, empleados de supermercado, y multitud de gremios, pero los humildes artesanos y, en concreto, para los lutieres, nada. Parece que nadie se acuerda de nosotros y no solo eso, sino que veo en las redes sociales peticiones de repartidores y carteros (paquetería) para que no solicitemos envíos, para que no tengan que correr tantos riesgos durante su jornada laboral. Parece mentira que nosotros mismos nos metamos el palo en la rueda. Nadie tiene en cuenta que ésta es casi la única vía que en el último mes y medio hemos tenido para poder continuar con nuestra actividad.

 

Desde mi punto de vista, los repartidores en general, con todo respeto, son unos privilegiados, ellos mantienen su empleo y cobran su sueldo. Sé el riesgo que corren y agradezco su trabajo y entrega, porque lo considero esencial sobre todo en estos momentos. Aunque de todo hay…

 

Hace unos días vinieron de Correos (de los que traen paquetes en la furgona) a entregar un envío y me llamaron para bajar a recogerlo. Lo habitual es que te dejen el paquete en la puerta de casa, pero este repartidor me lo dejó en la calle y dijo que si no bajaba a recogerlo se lo llevaría ya que no quería entrar al portal por si alguien había respirado de ese aire y él se pudiera contagiar. Hasta ahí bien, pero cuando bajé y le pregunté por qué no llevaba mascarilla ni guantes, me respondió que solo se los ponía para las entregas en farmacias. No entendí nada. Muy preocupado le vi por contagiarse, pero muy poco por si él era quien contagiaba, ya que tocaba el paquete y la puerta con las manos mientras respiraba a dos centímetros de mi envío. Actitudes como ésta, unida a las limitaciones que ya tenemos no me parecen solidarias y acentúan aún más nuestra crisis.

 

¿Cómo nos afectan todas estas circunstancias a nosotros los lutieres? Pues, para empezar, puedo deciros que tengo un montón de guitarras reparadas para entregar esperando el momento en el que puedan volver a sus dueños. Dinero parado, ¡casi un mes y medio sin ingresar un euro! Aunque los gastos de alquiler, luz o electricidad continúan igual que antes. Tampoco hemos recibido nuevos instrumentos para reparar por razones obvias.

 

Nosotros somos un colectivo o, mejor dicho, infra-colectivo del que nadie se acuerda, nadie nos menciona en ningún medio de difusión, ni en las redes sociales. Dependemos de otros colectivos, principalmente músicos (bastante desfavorecidos también), que a su vez dependen de bares, tabernas y pequeñas salas que, por el momento, permanecen cerrados. Por supuesto, me estoy refiriendo a los músicos currantes que viven del trabajo diario y que nos regalan su arte en directo cobrando mucho menos dinero del que realmente se merecen, ya que muchas veces la entrada es gratuita o muy barata. Otra cosa son los músicos consagrados que tienen la vida resuelta y venden en Spotify, ellos no necesitan hacer conciertos para salir adelante. De estos no digo ná…

 

Me gustaría verlo de otra manera, pero no puedo ser optimista, en un futuro próximo se prevé permitir la apertura de bares y salas de conciertos, pero con un de aforo máximo del 30%. Que alguien me diga con qué dinero se va a pagar a los músicos cuando los ingresos de las salas se van a reducir hasta quedar reducidos a un tercio de lo que ingresaban antes. Si los músicos no cobran, ¿qué va a ser de los lutieres, que dependemos de ellos? ¿Quién va a comprar una guitarra nueva, o quién va a emprender una reparación en estos momentos? Muchos de nosotros no sobreviviremos a esta crisis. El arte y la artesanía van a ser los primeros en pagar el pato, porque estamos al final de la cola. Por esto solicito su apoyo, para que no seamos tantos los que nos quedemos por el camino.

 

¿Como nos pueden ayudar? Mirando en la red las webs de los negocios pequeños que se dedican a la venta de guitarras por Internet. Quien pueda permitírselo que compre una guitarra, que la música es alegría y vida. Ahora que están en su casa sin saber en que emplear el tiempo, cómprense una guitarra y disfruten de ella, será una gran compañera, seguro, y aportará alegría a su hogar.

 

No se puede pedir a nadie que encargue reparaciones que además está el sobrecargo de los gastos de envío de dos portes, uno de ida y otro de vuelta… Y cuando todo ésto pase acudan a los conciertos, bares y tabernas con música en vivo, esto nos ayudara a sobrevivir a los que hayamos podido llegar hasta ese momento sin quebrar o haber tenido una ruina imposible de recuperar. Nosotros no tendremos “herte” ni se anuncian ningún tipo de ayudas… Me preocupa mucho ver que nadie se acuerda de nosotros, que ni tan siquiera se nos mencione y que lo que vaya a ser de nosotros dependerá únicamente de ustedes y de nosotros mismos.

 

La única esperanza que tengo es la de saber que somos pocos pero que estamos muy unidos y que nuestro desfavorecido gremio y los otros colectivos de los cuales dependemos, formará una piña y buscará algún tipo de solución que nos permita sobrevivir. Por lo demás… Alienten a la música en general, compren instrumentos para sus hijos, regalen instrumentos, reparen la guitarra de su abuelo, o esa otra media rota que lleva dando vueltas por casa, para que vuelvan a la vida, suenen de nuevo y sigan alegrando su casa. Recuerden que cualquier instrumento antiguo en la mayoría de los casos y dentro de la misma gama, siempre será infinitamente mejor que cualquier otro construido en China, u otro lugar del lejano Oriente. Las guitarras antiguas tienen vida y muchas veces saben más música que sus dueños, denles una oportunidad y rescátenlas, ellas les devolverán con creces ese ese esfuerzo y mejoraran su calidad de vida y sus niveles de serotonina. 

 

Escuchen música en directo, toquen sus instrumentos, inicien el aprendizaje de ese instrumento que siempre quisieron tocar, imbuyan a sus descendientes el amor por la música, y estén seguros de que ese gesto les será devuelto con creces,  les permitirá sentirse bien y alimentará su alma.

 

Miguel Angel Luthier restaura todo tipo de instrumentos antiguos de cuerda aunque su especialidad son las Parlor, esas guitarras que tanto dieron al blues. Otro punto de vista desde uno más de los sectores y profesiones afectadas por la crisis. En su página web podéis encontrar más información sobre él y sus trabajos.

Miguel Ángel Luthier

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